Ante los retos ambientales crecientes y la necesidad de garantizar una gestión sostenible del territorio, el papel de los técnicos de medio ambiente en los ayuntamientos es más necesario que nunca. Las políticas públicas locales deben ir alineadas con la protección ambiental, y para hacerlo posible es necesario personal cualificado y con la formación específica adecuada, como es la titulación de Ciencias Ambientales.
Desde el Colegio Profesional de Licenciados y Doctores en Ciencias Ambientales de las Illes Balears (COAMBIB), que se presentó el pasado mes de febrero de 2025, se ha iniciado una tarea rigurosa y comprometida para fomentar que todos los ayuntamientos de las Illes Balears cumplan con un criterio mínimo de dotación de personal técnico en medio ambiente. De acuerdo con el artículo 26 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de las bases del régimen local, todo municipio debe cumplir una serie de servicios obligatorios, entre los que se encuentra la recogida de residuos, limpieza viaria, abastecimiento domiciliario de agua potable, alcantarillado y parques y jardines, todas ellas competencias de un ambientólogo. Por este motivo, el COAMBIB reclama un técnico de medio ambiente a todos los ayuntamientos a partir de 5.000 habitantes, ampliándose mínimo a dos plazas en los municipios con más de 30.000 habitantes. Esta medida no sólo es de sentido común, sino que responde a la necesidad real de garantizar una gestión ambiental eficiente, profesional y con capacidad de influencia en la toma de decisiones municipales.
Los ayuntamientos que fueron pioneros en esta figura, como son el Ayuntamiento de Sant Llorenç des Cardassar o Santa Eulalia del Río que tienen ambientólogos en las áreas de medio ambiente, demuestran la necesidad y valor de esta figura clave.
La campaña que ha puesto en marcha el Colegio ha consistido en enviar comunicaciones formales a todos los consistorios que no tienen plaza creada de técnico de medio ambiente o que la tienen vacante. Muchos municipios llevan el discurso habitual de compromiso ambiental y sostenibilidad, y esto deben acompañarlo de una buena dotación de recursos humanos en esta área clave.
Cabe recordar que la titulación de Ciencias Ambientales es la única que forma específicamente para abordar los retos ambientales desde una visión transversal, integrada y con una sólida base científica. Titulaciones como biología o geografía, que a menudo se encuentran admitidas como requerimiento para acceder a una plaza de técnico de medio ambiente, tienen su espacio profesional y funciones específicas, pero no deberían ocupar puestos de trabajo pensados para ambientólogos o ambientólogas, ya que no están preparadas para dar respuesta global a los múltiples aspectos que implica la gestión ambiental, residuos, agua, calidad de ambiental, entre otros muchos. Por no hablar de que carreras técnicas como ingenierías o arquitectura no han realizado la formación obligatoria en materias ambientales y, por tanto, tampoco deberían incluirse.
Permitir que otros perfiles profesionales ocupen plazas propias de las ciencias ambientales supone además un agravio comparativo y una desprotección de la profesión, así como una pérdida de eficiencia y especialización en la gestión pública. Es necesario defender la especificidad profesional como garantía de calidad y rigor, no como corporativismo.
Desde el COAMBIB se pide coherencia, compromiso y respeto profesional. Crear y cubrir estas plazas no sólo es un acto de justicia con los profesionales ambientólogos, sino también una inversión directa en salud ambiental, bienestar ciudadano y responsabilidad institucional.
Es hora de que los ayuntamientos de las Illes Balears dejen de mirar hacia otro lado y apuesten decididamente por incorporar técnicos ambientales a sus equipos, si realmente quieren hacer frente a los grandes retos de nuestro tiempo ante la crisis climática y la transición ecosocial, con herramientas y profesionales a la altura.
Fotografía: Ira (pexeles)